Bien

A veces, voy caminando por la calle y un vecino, en vez de decirme sólo "hola" me dice "hola, qué tal?", o a veces "hola, cómo te va?". Entonces, yo, por una fracción de segundo, atravieso por un estado mental en el que miles de ideas pelean una contra otra con diferentes argumentos más o menos válidos. Esta situación empeora cuando es un amigo el que te encontrás en la calle o algo por el estilo.

Pienso algo así como: "En realidad a mi vecino/amigo le importa cómo estoy? O lo pregunta porque fue lo primero que se le ocurrió preguntar, o porque es lo que siempre pregunta sabiendo que le van a contestar 'bien', estén mal o no, y ayuda a crear una falsa tranquilidad en ambas personas? Y si lo paro y le empiezo a contar cada uno de los problemas que me quejan en este momento? Y si le cuento cómo me siento en realidad en vez de mentirle? Y si me puede dar una mano o un consejo y yo me lo estoy sacando de encima? Y si estuvo pensando 'cómo estará Jóse, que hace tanto que no lo veo' hasta recién? Ahora, si le empiezo a contar, y el tipo me lo decía por compromiso, o porque sí fue lo primero que le salió o porque sí es lo que le pregunta a todo el mundo esperando una respuesta standard, indiferente a la realidad? Qué pasará? Me dirá algo así como 'bueno, se me hace tarde para tal cosa, chau' y me cortará el rostro? O se quedará escuchando fingiendo interés para que yo me vaya a mi casa lo más tranquilo pensando que sí le importaba cómo estaba yo? Quedaré como un pesado, como un egocéntrico al que sólo le importan sus banales problemas o como un pelotudo, directamente? Y si le digo 'bien' y se me nota en la cara que estoy para el orto y me dice 'seguro que estás bien?' y me compromete a contarle la verdad o a reafirmar mi mentira? Qué mierda hago? Eh? Qué hago?"

-Bien.

No sé, me parece que últimamente estoy medio... cómo decirlo... pesimista con respecto a los demás, siempre desconfiando de todo. A lo mejor es cosa pasajera, algo que va a ser para siempre, algo que me va a salvar la vida, algo que me la va a arruinar o a condenarme a la soledad por el resto de mis días.

Veremos.